El nivel de vida en la República Dominicana es considerablemente más alto que en Haití.
Las luchas comenzaron durante la época colonial y se han convertido en un conflicto casi constante entre los dos gobiernos.
Mientras que en Santiago, las fuerzas haitianas prendieron fuego a la ciudad, incluyendo iglesias y conventos.
[14] En esta se designa a José Núñez de Cáceres presidente del naciente Estado.
Un grupo de militares dominicanos prefirió unir a la nación recién independiente con Haití, mientras buscaban la estabilidad política bajo el presidente haitiano Jean-Pierre Boyer.
Además, el ejército haitiano confiscó todas las tierras y propiedades de la iglesia e impuso el servicio militar obligatorio.
Muchos dominicanos desarrollaron un resentimiento hacia los haitianos, a quienes veían como opresores.
La mayoría emigró a Cuba, Puerto Rico, o Gran Colombia, generalmente con el estímulo de funcionarios haitianos que adquirieron sus tierras.
Los haitianos, que asociaban a la Iglesia católica con los esclavistas franceses que los habían explotado antes de la independencia, confiscaron todas las propiedades de la Iglesia, deportaron a todo el clero extranjero y cortaron los lazos del clero restante con la Santa Sede.
Los soldados haitianos harían ataques incesantes para intentar recuperar el control del territorio, pero estos esfuerzos no sirvieron para nada, ya que los dominicanos iban a ganar decisivamente cada batalla de ahora en adelante.
El número de muertos es aún desconocido, aunque ahora se calcula entre 12 000[18] y 15 000.
Otros haitianos que buscan trabajo, en cambio permanecen en Haití, temiendo discriminación en el otro lado de la frontera.
[25] La migración ha estado ocurriendo desde la década de 1920, cuando los obreros haitianos fueron activamente animados a trabajar en la floreciente industria azucarera dominicana.
[25] Un gran número de trabajadores haitianos emigrados han continuado viviendo en la República Dominicana durante varias generaciones.
Otro problema con la migración haitiana hacia la República Dominicana es que desdibuja la línea de la ciudadanía.
Los dos grupos de personas no funcionan como una entidad y hay muchos factores que contribuyen a esas tensiones.
Muchas de estas creencias actuales han sido influenciadas por el viejo dictador dominicano, Rafael Trujillo.
Esta drástica ocurrencia hizo de la República Dominicana un lugar muy sangriento y desagradable.
Se ha atribuido cada vez más discriminación al número masivo de refugiados haitianos en la República Dominicana.