Los contactos iniciales comienzan durante el siglo VIII, cuando las fuerzas musulmanas invaden la mayor parte del territorio de la península ibérica.
[1] Con los años el río Duero se convertiría en una frontera entre las tierras cristianas y musulmanas.
Estas victorias le valieron el apodo al rey de El Africano.
Portugal y España llegaron a un acuerdo en 1496 en el cual se establecían dos zonas de influencia en la costa norteafricana: España ocuparía sólo el territorio al este del Peñón de Velez.
[3] Así finalmente los portugueses consiguieron tomar seis ciudades marroquíes y establecer seis fortalezas en la costa atlántica marroquí, entre el río Loukos en el norte y el río Sous en el sur: De las seis fortalezas erigidas, cuatro de ellas duraron muy poco: Graciosa (1489), São João da Mamora (1515), Castelo Real de Mogador (1506-10) y Aguz (1520-25).