Entre la Segunda Guerra Mundial y 1990, tanto los gobiernos democráticos como los militares buscaron expandir la influencia de Brasil en el mundo siguiendo una política industrial dirigida por el estado y una política exterior independiente.
Brasil también está comprometido con la cooperación con otras naciones de habla portuguesa[6] a través de colaboraciones conjuntas con el resto del mundo lusófono, en varios ámbitos que incluyen la cooperación militar, la ayuda financiera y el intercambio cultural.
[8] Por último, Brasil también está firmemente comprometido con el desarrollo y el restablecimiento de la paz en Timor Oriental, donde ejerce una influencia muy poderosa.
[13] En los últimos años, ha dado prioridad al establecimiento de un diálogo político con otros actores estratégicos como India, Rusia, China y Sudáfrica a través de su participación en agrupaciones internacionales como BASIC, IBSA y BRICS.
[13] En concreto, las ayudas internacionales se han convertido en una herramienta cada vez más relevante de la política exterior brasileña.
Además, ofrece apoyo científico, económico y técnico de otras manera.
[16] Brasil concentra sus ayudas a estos países del ámbito lusófono en el sector educativo, especialmente en educación secundaria y superior, mientras que en otros países se centra más en el sector agrario.