Religión asiria

La religión asiria se configuraba de la siguiente manera.

El dios supremo de los asirios era Asur al cual no se le elevaban templos.

De él emanaban los otros dioses: Cada uno de estos dioses tenía su esposa y por debajo de ellos se veneraban el Sol, la Luna y los cinco planetas a todos los cuales se erigían templos, verdaderos observatorios desde cuya azotea los sacerdotes podían seguir todos sus movimientos.

Pensaban los sacerdotes que estos astros, por lo mismo, eran potentes dioses que obraban intensamente sobre la vida de los hombres.

Todo mortal viene al mundo bajo la influencia de un planeta y este momento decide su destino.