A pesar del dicho «por debajo de 40 grados sur no hay ley; por debajo de 50 grados sur no hay Dios»,[1] la exploración del continente estuvo estrechamente relacionada con las actividades religiosas y contó con numerosos religiosos (por ejemplo, geofísicos jesuitas).
El Padre Felipe Lérida, español, nacido en Almarza (Soria) en 1882, había sido entre 1927 y 1931 el primer superior jesuita en Paraguay desde la expulsión de 1767.
[6] Durante un culto católico realizado en una tienda de campaña instalada en tierra, consagró la Antártida.
Aún[actualizar] se está considerando cuáles son las maneras óptimas de practicar los ritos y costumbres islámicas en la zona; en particular, en lo que se refiere al ayuno de Ramadán.
El Año Geofísico Internacional (1957–1958) marcó el final de un largo periodo durante la Guerra Fría caracterizado por la interrupción del intercambio científico entre los bloques oriental y occidental.
Las estancias prolongadas en la región pueden suponer una experiencia muy estresante para los investigadores que a menudo están lejos de sus seres queridos durante meses.
Sirve como iglesia parroquial no solo para las islas Malvinas, sino también para la isla Georgia del Sur y el Territorio Antártico Británico.
Los cristianos han recurrido cada vez más a Internet para practicar su religión en el siglo XXI.
[14] El Programa Antártico Mundial propone construir una capilla católica en la base Mario Zucchelli (bahía Terra Nova).
[15] Allí se celebró en 1978 el primer matrimonio religioso en la Antártida,[16] el bautismo de Emilio Marcos Palma, el primer nacimiento registrado de un ser humano en la Antártida, y las primeras comuniones en celebrarse en el continente austral.
También hay un pequeño santuario católico en punta Hut cerca de la base McMurdo llamado Our Lady of the Snows y apodado en inglés Roll Cage Mary.
Sin embargo, esto cambió con la caída de la Unión Soviética y del bloque comunista en Europa Oriental.