Las experiencias religiosas suelen implicar alucinaciones auditivas y visuales y las personas con esquizofrenia comúnmente informan de que sufren alucinaciones similares, junto con una variedad de creencias que son reconocidas por los médicos modernos como delirantes.
Con la medicación psiquiátrica y la terapia adecuada, los individuos con esquizofrenia pueden vivir vidas productivas.
Por otro lado, la religión también puede ser una herramienta muy valiosa para hacer frente al trastorno, especialmente en aquellos que son muy activos en una comunidad religiosa.
Siempre que un terapeuta esté abierto al uso de la religión en el tratamiento contra la enfermedad, es posible vincular a la religión con ayudas terapéuticas profesionales y medicamentos con el fin de alcanzar una meta deseable.
[2] La esquizofrenia puede ser desencadenada por una variedad de factores ambientales, incluyendo estrés significativo, situaciones intensamente emocionales y experiencias inquietantes o incómodas.
Estos procesos conducirían a un progresivo alejamiento de la experiencia inmediata del mundo.