Las hojas afectadas presentan unas características manchas circulares de diámetro y número muy variable.
El ataque directamente al fruto es excepcional y comporta su deformación, puesto que la parte atacada para completamente su crecimiento.
Este hongo puede mantenerse activo durante todo el año, siendo su temperatura óptima de desarrollo entre los 10 y los 20 °C.
Durante los periodos no favorables se mantiene en las hojas atacadas, tanto las caídas en tierra como en las que se mantienen al árbol, esperando que la temperatura y la humedad sean las adecuadas para su desarrollo.
La presencia sobre el fruto favorece además la aparición otros hongos (Fusarium moniliforme, Geotrichum spheroides, Alternaría spinaciae, etc.) que agravan más los daños.