Reserva del Regajal-Mar de Ontígola

[2]​ La primera unidad citada reúne importantes comunidades de vegetación palustre, que dan refugio, de manera temporal o permanente, a numerosas aves acuáticas.

En 1979 entomólogos pertenecientes a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza catalogaron a El Regajal como la quinta prioridad mundial en la conservación de lepidópteros.

Su límite septentrional está definido, en su parte central, por el propio núcleo urbano y, a los lados, por sendas zonas silvestres.

Con este nombre también se conoce al arroyo que, procedente del citado municipio, surte de agua a la laguna.

[11]​ Aunque el embalse fue concebido para el riego de distintos huertos y jardines, también desarrolló una función lúdica, principalmente en los siglos XVII y XVIII.

[12]​ En 1625, Felipe IV (1605-1665) encomendó al arquitecto Juan Gómez de Mora (1586-1648) que levantara una isla artificial, en la que fueron habilitados un cenador, un embarcadero y un puesto de tiro.

Si no se tienen en cuenta las biomasas vegetales, la superficie acuática disminuye hasta los 7 km², con agua permanente.

Los procesos erosivos son especialmente intensos, con valores que llegan a las 125 toneladas por kilómetro cuadrado,[3]​ debido a la deleznabilidad de los materiales que componen los cerros, las elevadas pendientes de los mismos y la escasa vegetación ahí desarrollada.

[3]​ El embalse acoge una importante vegetación palustre, que, a medida que avanza la sedimentación y se recorta la lámina de agua, va colonizando el terreno.

Debido a su encharcamiento temporal, en los bordes también se desarrollan pastizales de terófitos, tales como gramíneas y leguminosas.

[9]​ Dentro de esta vegetación habitan pequeños invertebrados, peces, reptiles, anfibios, micromamíferos y aves.

En la actualidad este nombre se aplica a la finca privada situada al oeste del embalse, que en una parte está dedicada a la viticultura[13]​ y que en otra mantiene áreas silvestres de gran interés botánico y zoológico.

En un sentido más amplio, se emplea para referirse a las tierras que se extienden al sur del núcleo urbano de Aranjuez, donde, además de la citada finca, se encuentran espacios urbanizados, que, como el polígono industrial Gonzalo Chacón,[14]​ quedan fuera de la reserva.

Las primeras crónicas en las que aparece El Regajal datan de finales del siglo XV y hacen referencia a la construcción de un canal en la hondonada de Ontígola, donde actualmente se levanta el embalse homónimo, destinado a recoger las aguas sobrantes que ahí se acumulaban.

Aunque las primeras visitas científicas se remontan al siglo XVIII, fue a partir del XIX, coincidiendo con el desarrollo de la moderna entomología, cuando se hicieron recurrentes.

Otras son endemismos locales, con un desarrollo adaptativo que rebaja el tamaño medio de las especies, hasta el punto de constituir subespecies mínimas.

Fragmento de la Topografía del Real Sitio de Aranjuez (1775), de Domingo de Aguirre. Biblioteca Nacional de España , Madrid . Aparecen representados El Regajal (conocido entonces como El Riajal) y el Mar de Ontígola.
Carrizales del Mar de Ontígola.
Vista panorámica del Mar de Ontígola.
Ejemplar de Euchloe belemia , una de las especies de lepidópteros que habitan en El Regajal.