Retoño

Se llama retoño[1]​ al producto del segundo corte de los prados naturales.

El retoño sostiene mal a los solípedos, sobre todo cuando hacen un trabajo seguido, les conviene poco.

Se debe reservar para los rumiantes, que lo prefieren a los demás forrajes.

Como los tallos han sido segados más jóvenes y cuando las raíces no tienen tanta fuerza, son aquellos más cortos, delgados, con hojas en toda su longitud y en la base tantas como en la punta, con las flores, en general, menos adelantadas que las del primer corte.

Debe reservarse para el ganado lanar, para las hembras que facilitan su leche y para las crías.