Retrato de un campesino presenta a un hombre sentado sobre una silla o banqueta, que posa en actitud tranquila con las piernas cruzadas.
[3] Lo más llamativo en la obra del Museo Thyssen es el rostro intencionalmente inacabado, a pesar de que la obra esté en un avanzado estado de ejecución, lo que hace imposible reconocer al modelo.
[4] El retrato pretende captar una figura humana en paz con la naturaleza, y presenta una fusión entre ambas al diluirse los planos en la composición.
Su obra es ya bien conocida, exhibida y buscada por los marchantes, aunque se mantendrá fiel a Ambroise Vollard.
[10] En sus obras de este período reflexiona sobre el paso del tiempo y la vejez.