La retratada porta un hennin bajo y blanco, con un vestido gris, ribeteado de negro en el escote en pico.
Como es habitual en los retratos femeninos de van der Weyden, sus manos están juntas, con los dedos apretados, mientras su expresión es generalmente humilde.
Inusualmente en van der Weyden, no inclina la cabeza o mira a la distancia.
[1][2] La joven tiene ojos grandes, brillantes y azules; su presentación puede ser considerada ajena a la representación contemporánea porque el artista no redujo el tamaño del ojo izquierdo para reflejar la escala del giro de la cabeza hacia el espectador.
Las verticales de su tocado se combinan con las líneas de sus hombros y pecho, mientras los pliegues horizontales del velo se apoyan en la línea formada por sus labios superior e inferior.