[2] Sus retratos, menores en número que sus pinturas religiosas, son de una altísima calidad.
Se trata de una obra temprana del Greco, recién llegado a España.
Se deduce de su factura próxima a los modos venecianos y por estar firmado en mayúsculas, según su costumbre en los primeros años en España.
Soehner destacó las combinaciones de toques sútiles en el rostro y las pinceladas más vigorosas en la golilla.
Su mirada curiosa revela su interés por la vida y el orgullo por su profesión, ya alcanzados los sesenta años.
[11] Soehner señaló las sutiles fusiones cromáticas realizadas en pequeños toques de color difuninados en la superficie.