Los cambios estructurales que la burguesía colombiana no había logrado con la Independencia, fueron implantados a mediados del siglo XIX por una coalición de clases (comerciantes, artesanos, pequeños propietarios agrícolas y los esclavos), contra los intereses de la aristocracia terrateniente.
Las clases interesadas en el cambio coincidieron en cuanto a muchas de sus pretensiones, pero en el transcurso del proceso social se fueron desarrollando contradicciones entre ellas, sobre todo entre comerciantes y artesanos, lo que originó la división del partido político en el que militaban (Partido Liberal) entre Gólgotas y Draconianos.
En defensa de sus intereses, las diferentes clases se unieron en partidos políticos, los cuales, en Colombia, remontan su origen precisamente a aquellas fechas.
Desde la Independencia, las manufacturas inglesas afluyeron a Colombia, pero las altas tarifas proteccionistas habían logrado, hasta el momento, preservar la producción nacional que aún contaba con un extenso mercado.
En las principales ciudades colombianas los artesanos formaron grupos gremiales con intereses políticos llamados sociedades democráticas.
Se predicaba el socialismo y el comunismo, mezclándose también ataques contra la Religión Católica que el Partido Liberal quería minar por lo menos”, según cuenta el historiador José Manuel Restrepo.
Este proceso fue especialmente violento en el Valle del Cauca, donde precisamente estaban ubicados los reductos más firmes de la economía esclavista.
El historiador Restrepo anota sobre los conflictos allí acaecidos, a los cuales el Jefe Liberal Manuel Murillo Toro llamó “retozos democráticos”, lo siguiente: “Haber levantado las castas y a los proletarios del hermoso Valle del Cauca; haber inventado el zurriago y el látigo, como medio de sostener y apoyar su partido; haber lanzado a los negros, mulatos y hombres perdidos, sobre las propiedades de los conservadores para que las destruyeran y quemaran como vándalos feroces; haber en fin extendido por todo el Valle las vapulaciones hasta dejar exánimes a sus víctimas, aunque fuesen mujeres delicadas, era lo que llamaban los prohombres del partido liberal rojo ‘establecer la verdadera República’”.
Sin embargo, pesaron más los factores del cambio que permitían el desarrollo de fuerzas productivas y los terratenientes fueron vencidos.
Al ser vencidos los artesanos, quedó el campo abierto a los intereses de los comerciantes y, desde ese momento en adelante, la producción manufacturera nacional empezó a ser eclipsada por el comercio de productos extranjeros.
Mención especial merece la abolición del estanco al tabaco que había venido funcionando desde la época de la Colonia y que se había constituido en la más grande traba para el desarrollo del cultivo, imposibilitando su producción para la exportación.