En los siguientes años, el propio Califato omeya cayó como consecuencia de la revolución abasí (748-750); únicamente un miembro de la antigua familia califal, Abderramán I, sobrevivió y huyó a al-Ándalus, donde se estableció como emir independiente (756).
Desde la conquista musulmana del Magreb (647-711), los dirigentes árabes habían maltratado a sus auxiliares no árabes; notablemente a los bereberes que se habían convertido rápidamente al islam, en contraste con la mayoría de la población, que seguía siendo cristiana, con algunas minorías judías[2] y paganas (especialmente en Maghreb al-Aqsa[3] –"Extremo Occidente"–, el actual Marruecos).
[5] Como agravio añadido, los gobernadores árabes continuaron recaudando impuestos extraordinarios (dhimmi, denominados yiziah y jaraŷ); y tributos de esclavitud sobre poblaciones no árabes convertidas al islam, una directa contravención de la ley islámica.
Predicaban una forma puritana de islam, prometiendo un nuevo orden político en que todos los musulmanes serían iguales, sin consideración a orígenes raciales o tribales, y con un estricto seguimiento de la ley islámica.
[7] En 734, Ubayd Allah ibn al-Habhab[8] fue nombrado gobernador omeya de Cairuán, con autoridad sobre todo el Magreb y al-Ándalus.
[13] La revuelta bereber sorprendió en Cairuán al gobernador omeya, Ubayd Allah ibn al-Habhab, que tenía pocas fuerzas a su disposición.
Inmediatamente despachó mensajeros a su general Habib ibn Abi Obeida al-Fihri que se encontraba en Sicilia, ordenándole interrumpir la expedición y reembarcar urgentemente el ejército de Ifriqiya de vuelta a África.
Las fuentes no aclaran las causas de estos hechos; que podrían estar relacionadas con la retirada ordenada por Maysara ante la caballería árabe, que demostraría su incapacidad militar, o quizá por no demostrar suficiente fanatismo religioso ante los predicadores sufríes, o quizá simplemente por el mayor ascendiente que estuvieran alcanzando entre las tribus bereberes los jefes zenatas, cuyo territorio estaba más cercano al frente contra Ifriqiya.
Se creía ver conspiradores sufríes por todas partes, lo que pretendía conjurarse con masacres indiscriminadas ordenadas por el comandante omeya.
Advirtiendo que no podía rechazar al ejército bereber, se retiró a Tremecén para reabastecerse, pero la ciudad estaba en plenos disturbios.
Cuando el califa Hisham oyó las malas noticias, prometió enviar contra ellos un gran ejército exclamando: "Por Dios que lanzaré contra ellos la rabia árabe con un ejército, cuyo comienzo está donde están ellos y cuyo fin está donde estoy yo".
Pero los modernos historiadores cuestionan estas versiones, dado que el material procede de crónicas andalusíes posteriores y no se recoge nada similar en las contemporáneas.
Temiendo que las guarniciones bereberes se sublevaran, la élite árabe andalusí rápidamente, en enero de 741, depuso a Uqba ibn al-Hayyach, lugarteniente de Obeid Allah, y repuso a su predecesor, Abd al-Malik ibn Qatan al-Fihri, una figura local, más popular entre los andalusíes, tanto árabes como bereberes.
[22] El califa Hisham nombró al sobrino de Kulthum, Balch ibn Bishr al-Qushayri, como su lugarteniente y sucesor designado, y al comandante jordano Thalaba ibn Salama al-Amili como su segundo sucesor (por si acaeciera tragedia sobre los dos anteriores).
Con suave diplomacia, Kulthum ibn Iyad consiguió mantenerlos unidos, pero el mutuo resentimiento tendría un decisivo papel en los acontecimientos posteriores.
Los ejércitos árabe y bereber finalmente se encontraron en Bagdura (o Baqdura, junto al río Sebú cerca del actual Fez) en octubre–noviembre de 741.
Los regimientos sirios, reducidos entonces a un número de hombres en torno a 10 000, se agruparon por el sobrino de Kulthum, Balch ibn Bishr al-Qushayri, y se dirigieron hacia el Estrecho, confiando en poder cruzar hacia al-Ándalus.
La amenaza más inmediata al poder omeya surgió al sur de Ifriqiya, donde el jefe sufrí Oqasha ibn Ayub al-Fezari levantó un ejército bereber y puso sitio a Gabès y Gafsa.
[34] Tras unas rápidas consultas, Oqasha y Abd al-Wahid acordaron realizar un ataque conjunto sobre Cairuán, Oqasha por el sur y el gran ejército de Abd al-Wahid por los pasos del norte, convergiendo sobre Cairuán desde ambos lados.
También Handhala había sufrido muchas pérdidas, y ahora se enfrentaba al descomunal ejército de Abd al-Wahid.
Poco después, derrotaron a la tercera columna bereber, que estaba asediando Toledo.
[36] En venganza por lo ocurrido con el mercader de Ceuta, ordenó torturar hasta la muerte al gobernador depuesto.
En la guerra civil que continuó en los meses siguientes, la cuestión bereber pasó a un segundo plano.
Con el tiempo, agotadas, las partes recurrieron al emir de Ifriqiya Handhala ibn Safwan al-Kalbi para resolver sus diferencias.
Handhala despachó a su primo Abu al-Jattar ibn Darar al-Kalbi como nuevo gobernador de al-Ándalus.
No obstante, amplios territorios del Magreb occidental y central, en los actuales Marruecos (Maghreb al-Aqsa) y Argelia (Maghrib al-Awsat[42]), siguieron sin estar sometidos a las autoridades de Damasco, estableciéndose verdaderos Estados, como Barghawata (en Tamasna,[43] actual Marruecos, hacia 744), Abu Qurra (en Tremecén, hacia 742) y el emirato midrárida (Banu Midrar,[44] en Siŷilmasa, hacia 758); mientras que el control árabe se establecía más firmemente en al-Ándalus e Ifriqiya, incluyendo la parte oriental de la actual Argelia.
Posteriormente, dinastías no bereberes llegaron al poder con apoyo bereber, como los rustámidas, de origen persa, que establecieron un imamato en 761 en la zona de Tahert (actual Argelia),[45][46] y sobre todo los Idrísidas sharifíes[47] (hacia 789, en el actual Marruecos, del que algunas fuentes consideran fundadores).
[48][49] Muchas otras zonas controladas por los jariyíes en esa época no alcanzaban un nivel de organización estatal: Djerba, Ouargla, Setif, Tozeur, Gafsa y Yebel Nefusa.
This may have been intended as a reprisal for Eudo's dealings with the ill-fated Munnus, and it may also have been motivated by a personal desire for vengeance.En esta otra fuente (Víctor Balaguer, Trajedias, 1876) se identifica a este bereber que se casa con una hija de Eudes (el duque de Aquitania Odón el Grande) como "Otmán" o "Munuza".
Con ese nombre aparece también en otras fuentes (Anuario de estudios medievales, 1964, Volumen 1, pg.