El poder ostrogodo acabó con la muerte de Teya (552), cuando Italia fue reconquistada por Justiniano I en el 535, después de que los ostrogodos se intentasen separar del Imperio.
En 952, Berengario y Adalberto se convirtieron en sus vasallos, pero quedaron como reyes hasta ser depuestos por Otón.
El único solicitante independiente accedió en este periodo fue Arduino.
Asimismo, después del reinado de Federico I Barbarroja (1152-1190), la autoridad imperial en Italia era cada vez más desafiada por las ciudades-Estado italianas y los emperadores tenían que basar su gobierno en la cooperación con algunos de estos Estados.
Logra sin embargo establecer algunas débiles colonias en Eritrea, Somalia, Etiopía, Libia, Albania y Tientsin (China).