En esa época, conoció a Raúl Escobar Poblete, alias Emilio, con quien conformó una dupla que en los años siguientes ejecutó las acciones más radicales de la organización.
[1] Tres meses después de la fuga, Palma hizo llegar una carta a su madre, Mirna Salamanca, donde la tranquilizaba sobre su estado de salud, pero no daba pistas de su paradero: «Madre, estoy viviendo con el corazón abierto, la vida se me iba como lágrimas en la lluvia y yo seguía mirando el sol bajo los puentes.
Hoy luzco un tono fascinante, sonrío, madre, el don de esta vida volvió como lagartija alada.
En la clandestinidad escribió dos libros: El gran rescate, que fue publicado para el primer aniversario de la fuga, y Una larga cola de acero, con la historia novelada del FPMR.
La investigación y el proceso judicial seguido en Chile se llevaron a cabo en conformidad a las normas que prescribe el derecho internacional y que garantiza el ordenamiento jurídico chileno.
Nuestro sistema democrático se basa en la separación de los poderes del Estado y el respeto por los derechos humanos, como ha sido reconocido por todo el mundo.
En opinión del gobierno, no existe justificación legal alguna para otorgar asilo político al señor Palma Salamanca, por lo que instamos al gobierno francés que tome las medidas necesarias disponibles, dentro de su ordenamiento jurídico para que se dé curso a la petición de extradición dictada por la Corte Suprema y el Sr. Palma Salamanca cumpla su condena en Chile, donde estará sujeto a todas las garantías y protección que le otorga el Estado de Derecho, en conformidad a las convenciones y pactos internacionales vigentes.