Esta proteína es el principal componente de un preparado utilizado en la medicina tradicional africana para el tratamiento del cáncer.
Al no ofrecer la medicina occidental un tratamiento, el paciente consultó a un curandero tradicional de su pueblo, que le presentó un polvo rojizo.
La riproximina pertenece al grupo de las Quimero-RIPs o RIPs tipo II, que a su vez pueden dividirse en dos grupos: las heterodiméricas[AB] y las tetraméricas [(AB)2] (donde algunos hablan de RIPs tipo IV y que serían las más tóxicas).
Las RIP se suelen encontrar en diferentes tejidos de algunas plantas, pero son más abundantes en los órganos de almacenamiento como en cotiledones, en la endosperma, en la corteza, en tubérculos, en las raíces tuberosas, en bulbos y en rizomas.
Además, las primeras se han hallado distribuidas en algunas familias de plantas como Caryophyllaceae, Cucurbitaceae y Euphorbiaceae, entre otras.
Sin embargo, también se han observado los dos tipos de RIPs al mismo tiempo en algunas especies.
[5] La riproximina, una RIP tipo II, solo ha sido hallada en la almendra del fruto de Ximenia americana.
La secuenciación de la riproximina fue en un principio realizada degenerando primers y después amplificando rápidamente el final del cDNA.
La mayor semejanza estructural la tiene con la ricina y con proteínas precursoras de 'viscum lectin I'.
Se ha detectado una consistente actividad antineoplástica en modelos metastásicos de hepatocitos cancerosos.
Ahí es donde esta cadena A (la ARNr N-glucosidasa) inicia la depurinación del ARNr 28S, lo cual pone un freno a las acciones características de este último (como el proceso de transcripción genética).
Tras su actividad, la riproximina como el resto de las RIPs son recicladas, o degradadas en el retículo endoplasmático.
Sus glicanos de unión a la superficie celular son cruciales para su posterior internalización y citotoxicidad.
La caspasa-3 activa se une a la poli ADP ribosa polimerasa (PARP), provocando la fragmentación del ADN y la apoptosis.
[12] Se ha demostrado que a veces la riproximina presenta actividad antiviral contra plantas, hongos y virus animales.
No fue hasta el año de 1919 que se obtuvo la primera lectina en forma cristalina, descubierta por James B. Sumner, a partir del fríjol Canavalia ensiformis llamada concanavalina A.