De vez en cuando, esta práctica es utilizada como una teoría para las desapariciones o asesinos misteriosos, y después el tema es abordado por reportajes sensacionalistas, seguido por el boca a boca como leyenda urbana.
De hecho, aunque en ocasiones esta práctica pueda ser real, la leyenda urbana cae por su peso, dada la dificultad extrema con la que los órganos pueden preservarse post mortem (usualmente necesitando un "donante" que todavía siga viviendo funcionalmente, pero que está clínicamente muerto), condiciones que raramente se dan juntas.
Sin embargo, nunca han existido suficientes pruebas para sugerir que la práctica ha ocurrido mediante un sistema organizado.
Se afirma que el sistema autoritario de justicia en China trabaja con mucha "eficiencia" con respecto a los condenados a muerte, y no permite tiempo para ninguna apelación , ni para la interpretación Occidental de un juicio imparcial.
Hasta el 2006, el gobierno chino no tuvo una ley específica que prohibiera la adquisición de órganos sin consentimiento expreso.