La Roca Tarpeya ("rupes Tarpeia" o saxum Tarpeium[1] en latín) era una abrupta pendiente de la antigua Roma, junto a la cima sur de la colina Capitolina.
Durante la República, se utilizó como lugar de ejecución de asesinos, esclavos ladrones y traidores, que eran lanzados desde ella, siempre que fuesen condenados por los quaestores parricidii.
Quienes sufrían de alguna tara irrecuperable o de enfermedad mental, corrían la misma suerte, pues los antiguos romanos entendían que habían sido maldecidos por los dioses.
El motivo de la traición fue bastante vulgar: obtener lo que los sabinos «traían en sus brazos».
En la cima también se construyó un templo dedicado a Saturno, que contenía el tesoro de Roma.