En el año 2012 contaba con una población de 44 habitantes (INE).
Pese a que etimológicamente el nombre de Rocamundo procede del término “Ruy Camondo”, según consta en el Becerro de las Behetrías del siglo XIV, popularmente, y no sin razón, se piensa que el topónimo hace alusión a las potentes rocas areniscosas que afloran por los alrededores y que son, junto a las laderas del páramos de La Lora, lo más definitorio del paisaje de este pueblo.
Aparte del río Ebro, destacan los arroyos de la Velilla y el Bello, que baja del Monte el Cueto, ya en las estribaciones del Páramo de la Lora, que lo dominan, entre sus fuentes destaca la de Cubillo.
Su casco urbano está pefectamente conservado, aunque en el pueblo en los últimos años se ha construido mucho y no siempre bueno, todavía se yerguen edificios de valor dignos de contemplarse.
El templo es un buen exponente de la arquitectura barroca del siglo XVIII en su vertiente rural, con una elegante espadaña de tronera única y perfil escalonado, con pináculos de bolas y pirámides herrerianas en los vértices de los cuatro cuerpos que la forman.