Su principal obra fue Cours d'instruction d'un sourd-muet de naissance (1800).
Sicard consiguió escapar a los problemas políticos y sociales que se desataron con la Revolución francesa en 1792, pasando a formar parte de la Academia en 1795, pero el valor de su trabajo educacional no fue reconocido hasta poco antes de su muerte en París.
Esta corriente filosófica identifica a Sicard no solamente como instructor de la educación para sordos.
Sino también como filósofo político y moral que reivindicó la libertad civil de las personas sordas en el seno de la Revolución Francesa.
[4] Sicard utilizó el contexto de la Revolución y la filosofía cartesiana para exigir las demandas de inclusión para las personas sordas, afirmando en la Asamblea Nacional Francesa que las comunidades sordas tenían una lengua "sin oír" y que también esta era razón humana.