[3] Su primera acción como virrey fue la aprehender a una flotilla neerlandesa que pretendía invadir el puerto de Acapulco y, olvidando el encargo principal, puso en estado de defensa a dicho puerto para evitar una invasión neerlandesa o francesa, ya que España se encontraba en guerra con estos países.
Se pensó incluso que la ciudad desaparecería, pues el agua ascendió hasta los 2 metros y tardó más de cuatro años en retirarse por completo.
Finalmente fue el virrey, con ayuda del fraile carmelita Andrés de San Miguel, quien encontró la solución, al ordenar que abrieran el tajo, cerrado por su cosmógrafo Enrico Martínez, para que salieran las aguas de la ciudad y se terminara así la inundación.
Solucionado el problema, el virrey propuso cambiar la ciudad de lugar, pero su propuesta fue rechazada.
Asimismo, se estipuló que todos los misioneros, clérigos y religiosos encargados de la evangelización debían dominar las lenguas indígenas.