Ese mismo año señala el comienzo de su actividad como escritor e historiador.
Jean Vigneau), le aportó una repentina notoriedad al obtener el premio Renaudot.
Como cuando el joven Alexandre le pregunta a su amigo: « "Georges, ¿Sabes esas cosas que no deberías saber?
Es justamente este carácter casi místico unido a la erudición del autor, al clasicismo del estilo y a una composición rigurosa, lo que han hecho de "Las amistades particulares" un verdadero libro de culto.
En 1953, Las llaves de San Pedro, donde Peyrefitte se burlaba del papa Pío XII, fue un escándalo.
Es verdad que hay allí múltiples alusiones veladas a la supuesta homosexualidad del sumo pontífice (o al menos a aquellas a las que él mismo se prestaba), pero este tratamiento velado del tema era justamente parte de un juego que -por otra parte- le atraía más lectores.
Y termina con esta frase en la que Pio XII recupera instantáneamente el género masculino: «Sin duda ¿querría él poner un término a este desvestirse?, ¿Él, que no tenía límites? ».
En Conversaciones secretas (Propos secrets) revela el nombre de su informante: Mons.
Este eclesiástico parece haber estado bastante al corriente de lo que pasaba en el Vaticano.
Éste había pedido un documento al futuro cardenal Ferdinando Giuseppe Antonelli (no confundir con el actual cardenal Ennio Antonelli, que sólo tenía dieciocho años por aquel entonces), quien le respondió que se trataba de una pieza secreta que él se rehusaba a dar a conocer.
Peyrefitte concibió su carrera literaria como una militancia en favor del amor a los efebos.
Esto no le impidió por otra parte manifestar en diversas ocasiones su simpatía por la tradición católica.