), conocido en el mundo anglosajón como "Deer-cry Hall" o “Deer Cry Pavilion”, fue un edificio construido en Tokio e inaugurado en 1883 diseñado por el arquitecto británico Josiah Conder, una eminencia dentro del campo arquitectónico en Japón, e impulsado por el ministro de Exteriores japonés Inoue Kaoru?.
Enmarcado en la controversia que generó la occidentalización del Japón en la Era Meiji, el Rokumeikan sirvió para acoger diplomáticos extranjeros así como para albergar celebraciones y bailes donde asistía la clase alta japonesa, que era instruida a su vez en las costumbres y buenos modales occidentales.
[2] Asimismo, a nivel interno el nuevo gobierno necesitaba establecerse como algo completamente diferente al antiguo régimen, y los estilos arquitectónicos del pasado eran poco apropiados para ello.
El estilo occidental arquitectónico, claramente diferente al de la cultura Edo, presentaba una imagen moderna, señalando que el gobierno era uno progresivo.
Además, los edificios de estilo occidental eran imponentes, una cualidad poco común en la arquitectura del Período Edo.
El Rokumeikan sirvió sin duda para representar la capacidad por parte del gobierno japonés para imitar los rituales occidentales, creando un lugar donde poder relacionarse con occidentales, cenar con ellos e incluso formar parte de otras actividades como bailar y jugar,[9] aprendiendo así sobre varias festividades como por ejemplo la Navidad o la Pascua.
[10] El objetivo principal del Rokumeikan era impresionar a los visitantes occidentales, creando un ambiente impecable en el que los diplomáticos y los dignatarios extranjeros no se sintieran rodeados de nativos, sino entre iguales que compartieran sus costumbres y cultura.
Los extranjeros que vivían en la capital japonesa eran contratados como profesores de baile y los japoneses pudientes acudían a sus clases para después lucir sus aptitudes en los grandes bailes que se celebraban en el Rokumeikan.
Así, durante los años que se tuvieron lugar dichas actividades, entre 1883 y 1887, este se convirtió en algo más que un edificio: fue la representación de un estilo de vida.Aunque el apogeo del Rokumeikan fue breve, se hizo famoso por sus fiestas y bailes e introdujo a muchos japoneses de alto rango a las costumbres occidentales por primera vez, por lo que actualmente sigue siendo un hito en la memoria cultural del Japón.
Seducido por las ideas de John Stuart Mill, Inoue insistió en que para tener la misma igualdad que los occidentales, los japoneses debían adoptar también sus maneras y esta insistencia fue su puerta a la decadencia, fracasando estrepitosamente.
[11] Debe tenerse en cuenta que el fin del Rokumeikan no significó un retorno a la Era Tokugawa, sino que Japón tomó buenos referentes de Occidente, como algunas instituciones políticas, y los unió a la esencia japonesa tradicional.
[12] El edificio Rokumeikan fue construido como un edificio para albergar a diplomáticos extranjeros en Japón y debía ser un lugar lleno de lujos que propiciara la comunicación entre ambos dignatarios para poder así reforzar las relaciones con Occidente.
Un ejemplo claro podrían ser los comentarios del escritor francés Pierre Loti, que fueron realmente duros.