Romero (película)

Así, estos grupos paramilitares clandestinos estaban habilitados para detener, torturar y en última instancia asesinar a cualquier persona que hablara en contra del gobierno y denunciara el atropello de los derechos humanos, catalogándolo tales situaciones como "posible insurrección comunista".

Grande, Romero, y un par de sacerdotes más son informados que un grupo de militares había colocado un retén en la carretera hacia El Paisnal, un poblado vecino; Ahí un número de gente dispuesta a votar en Aguilares habían sido atacadas en el autobús donde se transportaban y detenidas por soldados, inmediatamente Grande y Romero se dirige junto con los demás sacerdotes.

Tras tomar "posesión", conoce al presidente electo de la República, el general Carlos Humberto Romero (Harold Cannon-López), por cuya familia era muy apreciado y admirado.

Al principio, Romero asume una postura relativamente blanda, buscando no acentuar con sus declaraciones la tensión social existente.

Más adelante Romero descubre que un amigo, el padre Osuna (Alejandro Bracho), un militante crítico del régimen gobernante había sido capturado y torturado por fuerzas militares, dirigidas por el teniente Ricardo Columa (Eddie Vélez) (mismo que había detenido el bus con personas votantes en Aguilares) este amenaza a Romero si pretende llevárselo en libertad sin una orden expedida desde los mandos superiores de ejército, Después de asegurar su liberación, Romero instiga a los miembros del Episcopado a no presentarse a la toma de posesión presidencial de Carlos Humberto Romero hasta que no se investiguen los casos de varios sacerdotes y civiles desaparecidos, medida que causa opiniones diversas.

Dichas palabras le costarían la vida, siendo asesinado al día siguiente mientras sostenía la Eucaristía en una misa que este oficiaba.

La película posee actualmente un 75% de aceptación como valoración en el sitio Rotten Tomatoes, basado en ocho comentarios.