Nacida en una familia emparentada con la aristocracia,[a] se mostró desde muy pronto como una mujer íntegra, creativa e indomable.
Con apenas dieciséis años, viajó al extranjero, visitando la Exposición Universal de París (1867) y más tarde residió una temporada en Roma, donde su tío, Antonio Benavides, era embajador español.
Ese espíritu beligerante —lúcido, valiente, o endemoniado, según las diferentes perspectivas— la acercó a la intelectualidad progresista española masculina; en la primavera de 1884 se convirtió en la primera mujer que realizaba una lectura poética en el Ateneo de Madrid, considerada emblemática por sus simpatizantes y una provocación por sus adversarios.
[5] y arremetió virulentamente "contra la intromisión del clero en la intimidad de las conciencias".
[12][nota 4] La autora sufrió multitud de dificultades para poder llevar el drama a escena, pues, aunque consiguió todos los requisitos legales, ninguna compañía estable se atrevía a representarlo; pese a su situación, Acuña no desistió y creó su propia compañía, alquiló el Teatro Alhambra de Madrid, e incluso confeccionó ella misma el vestuario.
Así se estrenó El padre Juan, resultando clamorosos el éxito y el escándalo.
Rosario decide entonces abandonar la capital de España y hacer un breve viaje por Europa.
[14] En 1905, fallece su madre en Santander, y Rosario escribe un soneto dedicado a ella, que incluirá en el testamento que redactó en 1907, con el expreso deseo de colocarlo sobre una losa, junto a la tumba donde descansaban sus restos.
[20] Como tal deseo fue puesta en escena por la Sección Artística Obrera del Ateneo y representada en el Teatro Robledo de Gijón.
Amor a la patria recrea la heroica resistencia de los campesinos españoles contra la invasión napoleónica en el 1808, en la que se privilegia el cometido de la mujer y su lealtad, en contraste con las pulsiones instintivas e irreflexivas del temperamento masculino.
Otras obras incluyen El padre Juan, un melodrama anticlerical en prosa cuyo estreno provocó un escándalo por mor de su ataque al fanatismo religioso: por un lado, los personajes librepensadores (también impíos) se identifican con la bondad y la iluminación, mientras que, por otro lado, el cura (siniestro e hipócrita) y sus acólitos desencadenan un asesinato.
Entre las obras no dramáticas se incluyen Ecos del alma, Morirse a tiempo, escrita a imitación del entonces popular poeta, Campoamor, y Sentir y pensar, cuya intención es más cómica de lo que el título puede sugerir.
[27] El investigador y ateneísta Aquilino González Neira es autor de la que quizá sea la biografía más completa de la autora, Rosario Acuña: masonería y anticlericalismo burgués (2005), editada por Eikasia.
La iniciativa fue impulsada por la Tertulia Feminista Les Comadres y el retrato fue realizado por Carlos Roces por encargo del Ayuntamiento de Gijón.
[30][31] Ya a finales del siglo XX su vieja casa del acantilado fue convertida en Escuela Taller Municipal y se le dedicó un IES en Gijón, donde anualmente se convoca el "Premio para trabajos de investigación de calidad en Asturias" que lleva su nombre.
[32] Respetable maestro: He leído y meditado durante varios días su noble y valiente manifiesto al país; contesto el párrafo suyo que dice: «Me lanzo a esta temeraria invocación esperando que a ella respondan todos los españoles de juicio sereno y gallarda voluntad, sin distinción de partidos, sin distinción de doctrinas y afectos, siempre que entre éstos resplandezca el amor a la patria, así los que hacen vida pública como los que viven apartados de ella» Aunque a juicio mío, hace mucho tiempo somos el ratón que tiene el leopardo inglés entre sus garras, destinados irremisiblemente –por ser nación sin virilidad ni cultura- a colonia protegida del sajón, mi alma latina se revela contra toda desesperanza y aun imagino posible un retorno a la personalidad ibérica, aunque para ello fuese preciso nadar en sangre.