[3] Por otra parte, Rappaport concebía a las culturas desde un punto de vista funcional, esto es, como los medios por los cuales una población humana administraba las relaciones con sus entornos naturales con el objetivo de satisfacer sus necesidades biológicas.
Al mismo tiempo que estudiaba cómo la cultura y el ritual podían ser adaptativos, Rappaport también indagaba las formas en que la cultura y el ritual podían resultar maladaptativos o potencialmente dañinos para los sistemas ecológicos.
El acto ritual, explica, es el medio por el cual la humanidad se sirve de la religión para hacer frente a estas amenazas.
De este modo, cuando una persona toma parte en un ritual, está señalando implícita o explícitamente que obedece y cree en la autoridad del ritual, reforzando de esta manera el contrato social en juego.
Rappaport explica luego la estructura jerárquica de los órdenes litúrgicos, en la cual encuentra los cuatro elementos del ritual.
Luego vienen los axiomas cosmológicos, que describen la naturaleza esencial del universo; las reglas que gobiernan la interacción y la conducta entre las personas; y por último trata la comprensión del entorno, donde ocurren los cambios como respuesta a las condiciones externas.
La intercausalidad entre estos puntos (que Rappaport compara con un modelo cibernético) muestra los circuitos autocorrectivos por los cuales los subsistemas sociales pueden ajustar sus variables y generar conductas adaptativas preservando el sistema total del que dependen.
Los primeros son los modelos del entorno natural construidos por los habitantes de las culturas que actúan en ellos.
El modelo operacional, por otro lado, es a través del cual "el antropólogo construye, a través de la observación y la medición de entidades empíricas, eventos y relaciones materiales.
El antropólogo toma este modelo para una representación con fines analíticos del mundo físico relativo al grupo que está estudiando....