Junto a su hermana Amaya Ruiz Ibárruri, fueron los únicos que llegaron a la edad adulta, ya que las otras cuatro hermanas fallecieron siendo pequeñas en un ambiente de pobreza y revolucionario.
En un primer momento, los enviaron a descansar al campamento juvenil internacional de Artek, en Crimea.
Rubén con quince años pidió alistarse en el ejército soviético para poder luchar en la incipiente guerra civil española.
Regresó al país y se alistó como soldado raso en el Ejército Popular de la República concretamente en las Brigadas Internacionales.
[6] Cuando en agosto de 1937 el mayor Aleksandr Rodímtsev lo conoció, para entonces Rubén había ascendido a cabo.
[10] En febrero de 1939, tras la derrota del gobierno republicano, se vio forzado a cruzar la frontera con Francia junto a otros remanentes del ejército republicano y miles de personas.
Rubén logró escapar y alcanzar la embajada soviética en París, desde la cual logró regresar a la Unión Soviética en barco, reuniéndose con su madre y su hermana Amaya en Púshkino, a treinta kilómetros de Moscú.
Desde allí pudo enviar una carta a su madre y su hermana para comunicarles que seguía vivo.
[14] Con el rápido avance alemán, lo llevaron a un hospital de Moscú donde se reencontró con su madre y hermana.
La noche del 23 de agosto su unidad fue atacada por tanques enemigos e infantería motorizada, provocando muchas bajas entre los defensores soviéticos.
[21] Fue enterrado ese mismo día, en una fosa común, en el centro del distrito de Srédniaia Ajtuba.