La obra profundiza en lo fantástico, e incluso en lo sobrenatural (un tema que Balzac siempre ha abordado con éxito).
[1] En un castillo de Noruega situado cerca del fiordo de Stromfjord, Séraphitüs, un extraño y melancólico ser, parece ocultar un terrible secreto.
En realidad, Séraphitus-Séraphita es un andrógino perfecto, nacido de padres adeptos a la doctrina de Emanuel Swedenborg que tiene por objeto superar la condición humana y del cual Séraphitus-Séraphita es el ejemplo perfecto.
Inmensamente erudito, dotado de facultades mentales sobrepasando el común de los mortales, lleva una vida solitaria y contemplativa.
Por último, bajo los ojos asustados de Minna y Wilfrid, el ser perfecto se transforma en un serafín y asciende a los cielos.