Tras el éxito de su álbum debut, Santa Sabina logró que su siguiente producción fuera grabada y producida por Adrian Belew, exintegrante de King Crimson, banda que era un referente común al grupo.
Tal proceso se realizó en los primeros meses de 1994 en casa del músico estadounidense en Williams Bay, Wisconsin.
[3] El disco fue presentado en el Teatro de la Ciudad de la capital mexicana, en un acto en el que se contó con escenografía y dirección escénica acorde a las canciones del disco.
[2] El disco prosiguió el estilo musical de Santa Sabina con inclusiones marcadas de instrumentación, ritmos y compases del rock latino, el gótico, el jazz y el funk.
Dentro de las letras del disco se perciben temáticas relacionadas con la incertidumbre, el miedo, la muerte y la desesperación.