Las adherencias se forman cuando la superficie del peritoneo sufre un daño que puede ser físico, inflamatorio, una lesión térmica, isquémica o una reacción de cuerpo extraño.
La lesión compromete la capa protectora del mesotelio y del tejido conectivo adyacente e inicia una reacción inflamatoria que se compone de: Con frecuencia las adherencias membranosas son temporales y son degradadas por proteasas del sistema fibrinolítico, y posteriormente se restablece el epitelio.
Cuando la actividad fibrinolitíca es insuficiente, las adherencias fibrosas se tornan permanentes por depósito de colágeno.
Durante el proceso normal de reparación la plasmina, que es una proteasa derivada que se produce cuando el activador del plaminógeno tipo hístico y el activador del plasminógeno tipo urocinasa actúan en conjunto para activar al plasminógeno inactivo con el fin de degradar la fibrina, este proceso ocurre en el líquido peritoneal.
En los casos en los que exista obstrucción intestinal se puede presentar además del dolor: La prevención se logra disminuyendo en la medida de lo posible el trauma quirúrgico mediante las siguientes medidas: Actualmente se estudian otras técnicas para prevenir las adherencias: El tratamiento depende de la presentación clínica, en ausencia de obstrucción intestinal, se puede optar por tratamiento médico que incluye: En caso de que se produzca una obstrucción intestinal, se podría optar primero por un tratamiento conservador que consiste en la descompresión del tubo digestivo a través de una sonda nasogástrica y soluciones intravenosas.