[5] El lóbulo frontal desempeña un papel fundamental en las funciones ejecutivas, tales como la motivación, la planificación, el comportamiento social y la producción del habla.
Los signos y síntomas del SD se pueden identificar mediante la desregulación, al unísono,[6] de las funciones ejecutivas.
[7] En términos generales, estos síntomas se pueden clasificar en tres categorías principales: cognitivos (del movimiento y el habla), emocionales o conductuales.
Un claro ejemplo podría ser un accidente, ya que puede causar daños en la región cerebral de la corteza orbitofrontal.
Estas tres regiones se encuentran representadas tanto en el hemisferio izquierdo del cerebro como en el derecho.
[15] La zona dorsolateral del lóbulo frontal tiene que ver con la planificación, la estrategia de organización y otras funciones ejecutivas.
Otra posibilidad es que el trastorno se haga evidente por cambios en el estado de ánimo, como depresión, ansiedad o apatía.
[4] A Phineas Gage, que padeció un deterioro del lóbulo frontal grave en 1848, se le ha considerado como un caso de síndrome disejecutivo.