Sagallo

Tras llegar al puerto egipcio de Alejandría, los rusos embarcaron en el buque mercante austriaco Anfitrite, alquilado por Achinov para la ocasión.

Allí contactaron con los abisinios que los recibieron cordialmente y pactaron dirigir un enviado ruso a la capital abisinia, en tanto el mismo emperador Juan IV pidió el establecimiento de una base militar, pues esperaba utilizar a los rusos contra los italianos.

Para evitar hostilidades, los rusos izaron su bandera imperial y al lado el pabellón de la Cruz Roja.

Esa misma tarde los franceses embarcaron a los rusos sobrevivientes, dejando su armas en la playa (50 rifles y algunas ametralladoras).

El zar Alejandro III, aunque fuertemente nacionalista, no deseaba problemas con Francia que dañaran la naciente Alianza franco-rusa, más cuando a fines de febrero estaba proyectado un elevado empréstito que el gobierno de Rusia contraería con bancos franceses.