Cabe señalar que inicialmente no se planteó incluir su nombre entre los científicos participantes en la patente, porque entonces ni las mujeres ni los técnicos solían firmar, pero David Heindlin, su colega estadounidense de investigación de Merck Research, insistió, y finalmente su nombre figuró tanto en la solicitud como en la patente concedida en 1972.
En el laboratorio Mochales cultivó distintos organismos que encontró en la muestra y observó en uno, la cepa Streptomyces fradiae, una aceptable actividad microbacteriana.
Tras los correspondientes controles y estandarización envió la muestra a Estados Unidos donde la empresa farmacéutica Merck llevó a cabo los estudios clínicos necesarios para desarrollar el nuevo antibiótico, la Fosfomicina.
En su investigación descubrió el compuesto esencial de la lovastatina, a raíz del estudio del hongo Aspergillus Terreos y en el marco de su colaboración con Merck lo envió a Estados Unidos donde se desarrolló el producto final, que fue la primera estatina del mercado.
Su carrera científica estuvo vinculada a Merck, Sharp & Dohme durante más de cuarenta y cinco años.