Salvador García Pintos

Huérfano desde pequeño, gracias a la ayuda del Dr. Luis Pedro Lenguas[2]​ se crio en los Talleres Don Bosco de Montevideo.

[5]​ Tiempo después, se aprobó la ley 9.763 que tipificó al aborto como delito.

En reconocimiento por su lucha, el papa Pío XI le confirió la Orden de San Gregorio Magno.

[6]​ En 1938 asume la presidencia del Círculo Católico de Obreros, institución que se dedica a expandir en su planta física, recursos humanos y aspectos organizativos.

[2]​ Su actividad en el ámbito periodístico fue vasta, escribiendo en El Bien Público, El Debate, El Plata y La Tribuna Popular.