San Jerónimo (Leonardo)

Aunque el cuadro apenas está comenzado, se ve la composición al completo, lo que es muy inusual.

Jerónimo, como un penitente, ocupa el centro del cuadro, colocado en una ligera diagonal y visto de alguna manera desde arriba.

Su forma arrodillada resulta trapezoidal, con un brazo derecho estirado hacia el borde exterior de la pintura y su mirada dirigida en dirección opuesta.

Esta postura de San Jerónimo resulta muy dramática, lo cual viene aún más resaltado por la expresión del rostro, que consigue transmitir a un tiempo su sufrimiento y su espiritualidad.

En primer plano se extiende su símbolo, un gran león cuyo cuerpo y cola hacen una doble espiral a lo largo de la base del espacio pictórico.

Detalle de San Jerónimo , en el que se ve el rostro del santo y, en el hueco a la derecha, el dibujo de una iglesia.