La localidad cuenta con una leyenda para advertir de los peligros a los niños.
Como las jornadas eran tan largas, los niños llevaban con ellos sus juguetes.
En una ocasión, una niña, al llegar a casa se dio cuenta de que se había dejado su muñeca en algún punto del camino.
La niña se puso a desandar el camino para buscar su juguete y, como no regresaba, sus padres tuvieron que ir a buscarla.
Cuentan que la encontraron muerta en la bifurcación del camino y, junto a su cuerpecito, medio devorada por los lobos, estaba su muñeca.