[1] Estaba considerado uno de los cuadros más bellos del pintor,[2] tal vez su obra cumbre.
Otros especialistas en la obra del pintor sugieren los años 1635-1637 como datación probable.
[2] Además se conserva en una colección privada francesa una copia anónima del siglo XIX, muy fiel al original y de una calidad muy alta.
[2] La obra muestra una composición monumental en la cual, sobre un fondo grisáceo, se destaca la santa, dibujada de una manera compacta con un fuerte modelado.
Las joyas y la rica vestimenta dan al cuadro un toque de suntuosidad.
[2] Llama la atención en el cuadro la belleza y expresividad del rostro de la santa.
[2] El rostro ha sido tratado como una escultura,[2] cosa que no sorprende si se tiene en cuenta que Alonso Cano también era un magnífico escultor, además de pintor, arquitecto y diseñador.
[2] La copia tiene importancia porque es un valioso testimonio para poder estudiar el cuadro desaparecido, que hoy conocemos solamente por fotografías y descripciones.