Es el primer santuario mariano del continente americano, ubicado en Higüey, República Dominicana.
Esta primera iglesia, como muchas en la isla, fue edificada con materiales humildes, incluyendo madera y techo de caña.
Para el año 1533, la villa fue trasladada a su ubicación actual, estableciéndose entonces una pequeña ermita.
Ante el inminente peligro que acechaba al santuario, se ordenó la construcción de dos fuertes en las desembocaduras de los ríos Quiabón y Yuma, cuyas ruinas aún se conservan.
[2] Sin embargo, entre 1684 y 1686, dos terremotos causaron severos daños a la iglesia.
La comunidad local y el gobierno español asumieron la responsabilidad de las reparaciones.
En este enfrentamiento, las tropas provenientes de Higüey, que se encomendaron a la Virgen, salieron ilesas del combate contra las fuerzas francesas y sus esclavos.
Durante el siglo XVIII, la iglesia de Higüey fue embellecida y adquirió un mayor valor patrimonial.
Tres años después, en 1811, se confeccionó un trono procesional para la imagen de la Virgen.
[4] Posteriormente, un terremoto en 1842 dejó la iglesia en ruinas, pero, gracias al apoyo de la comunidad, fue reconstruida en 1876.
Nuevos temblores en 1881 volvieron a dañarla, pero los fieles, con sus donaciones, facilitaron reparaciones inmediatas.
A partir de 1915, se llevaron a cabo ampliaciones y embellecimientos del templo, destacando la construcción de capillas laterales y la decoración del interior.
En 1970, la iglesia fue declarada Monumento Nacional y elevada a la categoría de basílica menor por el papa san Pablo VI.