La cura de los Schmisses generalmente la lleva a cabo el Paukartz presente en el Mensur.
En la segunda mitad del siglo XIX y hasta la década de 1930 el Schmiss era la identificación por excelencia del ámbito académico en Centroeuropa, y se mostraba con orgullo, pues se identificaba con el ideal del hombre enérgico, bravo, que no se intimida ante situaciones comprometidas.
Muchos jóvenes aspiraban a personificar ese ideal, así que supuestamente empleaban métodos para convertir una pequeña herida en una cicatriz de la que pudieran sentirse orgullosos, por ejemplo frotándola con sal o insertando crines de caballo para dificultar la curación y favorecer la aparición de la cicatriz.
El empleo de crines servía también para drenar, y tenía por tanto reminiscencias médicas.
Aunque el frotamiento con sal puede ser parte de la leyenda del Mensur, era sin embargo más frecuente el estiramiento de las heridas o Schmissziehen, por la que se interrumpía su curación.