Scutum era el término en latín para referirse al escudo, aunque en tiempos más modernos ha derivado a un término para hacer referencia al escudo estándar y con forma semicilíndrica que llevaban los legionarios romanos.
Su forma curva le permitía encajar bien los golpes más fuertes, mientras que los laterales protegían mejor al soldado.
Se utilizaba de forma ofensiva, siendo lo suficientemente pesado y denso como para aturdir o desplazar a un oponente, lo cual facilitaba al legionario el siguiente ataque con su gladius.
Los legionarios solían avanzar de forma alterna con el scutum ligeramente alzado, cubriendo la parte inferior del cuerpo que normalmente no poseía armadura, bloqueando al oponente para luego atacar dando estocadas con el gladius.
Mediante este sistema, se superponían los escudos de forma que diesen una mayor protección contra las armas arrojadizas.