El adulto perfora las pencas u hojas del agave para alimentarse del centro suculento, y deposita sus huevos en el interior de la roseta; normalmente es portador de la bacteria Erwinia carotovora, que ataca y corrompe el agave, pero inclusive sin el efecto de esta las larvas que nacen a los pocos días se alimentan de los tejidos blandos del interior del agave, destruyéndolo irremediablemente.
Se venden habitualmente en los mercados para consumo humano, asadas o tostadas.
Aunque la costumbre es relativamente reciente, hoy las larvas se emplean frecuentemente por varias marcas de mezcal para dar sabor a la bebida.
Una larva entera se deposita en la botella, normalmente tras haber sido previamente curada en alcohol puro.
Se ignora exactamente donde y cuando se originó la práctica; de acuerdo a Valle Septién, fue Jacobo Lozano Páez, un embotellador de Matatlán, quien puso por primera vez a la venta el mezcal con gusano.