Originalmente ordenado sacerdote, en 1525 Franck entró en el partido reformado en Núremberg y se convirtió en predicador en Gustenfelden.
Su primera obra fue una traducción al alemán (con adiciones) de la primera parte del Diallage (o Conciliatio locorum Scripturae), dirigida contra los sacramentarios y anabaptistas por Andreas Althamer, luego diácono de San Sebaldo en Núremberg.
Psalms y Das verbutschierte mit sieben Sieglein verschlossene Buch (un índice bíblico mostrando la disonancia de las Escrituras).
Pero su ánimo no le falló, y en sus últimos años exhortó, en una carta pública en latín, a su amigo Johann Campanus a que mantuviera la libertad de pensamiento frente al cargo de herejía.
Desdeñó la institución humana De la Iglesia y creía que la teología no podía pretender con propiedad dar expresión a este mundo interior de Dios en el corazón del creyente.
Por ejemplo, Franck escribió: «Para sustituir las Escrituras para el Espíritu autorrevelado es poner la letra muerta en el lugar del Mundo viviente...»