Al hacerlo, las mujeres judías no pueden usar tecnología ni salir sin permiso de su esposo.
Según ella, un hombre que ve las partes del cuerpo de una mujer, se excita sexualmente y esto podría llevarlo a cometer un pecado.
[5] Keren no habla frente a hombres y ha adoptado diversas prácticas ascéticas.
Según reportes, algunos miembros del grupo no creen en la vacunación ni en los tratamientos médicos.
[6] Se han reportado otros casos de abuso y negligencia infantil dentro del grupo.
[8] Según la periodista Miriam Shaviv, las aproximadamente 100 mujeres judías "crédulas y necesitadas" para quienes Keren era una santa, no estaban forzadas, sino más bien convencidas por Keren "de que el ideal para una mujer era no ser vista en público (y ni siquiera ser escuchada –solía dejar de hablar durante varios días).
"Hay un peligro real en que al exagerar, se esté haciendo lo contrario de lo que se pretende, [resultando en] graves transgresiones en asuntos sexuales," explica el rabino Shlomo Pappenheim, miembro de la Edah.
Las adeptas eran condenadas regularmente al ostracismo y humilladas por la comunidad jaredí local debido a sus vestimentas.
"[14] El libro, "Taliban Son" (lit., hijo talibán), se ha publicado en hebreo y ha sido traducido al alemán.