Ricciotto Canudo – Escritor italiano, identificó el cine «como un carácter del lenguaje».
El cine, para Eichenbaum, es algo «particular del lenguaje figurativo, los estilos en que se trata la sintáxis fílmica, la ligadura de tomas en frases y en enunciados».
[1] Eichenbaum y Tynyanov tenían diferentes perspectivas con respecto a la interpretación de signos en los filmes.
Tynyanov hablaba del cine como ofrecer al mundo visible en forma de signos semánticos engendrada por procedimientos cinematográficos como; la iluminación y el montaje.
[1] Una figura importante entre los filmolinguistas fue Christian Metz, cuyo objetivo fue alcanzar la base de la metáfora lingüística respecto si el cine era una lengua o un lenguaje.
Para Metz los textos fílmicos son parte de una red producida por la interrelación de códigos cinemáticos específicos que solo aparecen dentro del cine y códigos no específicos, que son códigos compartidos con otro tipo de lenguaje que no sean el cine.
Los códigos específicamente cinematográficos son el movimiento de cámara, montaje e iluminación, los cuales se encuentran en todas las películas, por otra parte los no específicos podrían ser cuestiones como el color, el cual pertenece a todas las artes, o grabaciones de voz, hasta podríamos hablar de los gestos y la imitación en el cine que también corresponden al teatro o a la vida cotidiana.
Con Pudovkin, Vertov, Kulechov, Bela Balazs, Renato May, R. Arnheim, Raymon J. Spottiswoode, André Livingston, Abel Gance, Jean Epstein, y tantos otros, el montaje, a través de la explotación ardiente e ingeniosa de todas las combinaciones que autoriza, se volvía prácticamente coextensivo al cine mismo.
Para Pudovkin, la noción de montaje es en realidad la creación fílmica en su totalidad: el plano aislado no es cine; dice que no es más que materia prima, fotografía del mundo real, solo el montaje permite transformar la foto en cine, en arte.