Algunos beneficios son: Por otra parte, no hay científicos que indiquen que el consumo de los productos obtenidos a partir de estas semillas generen enfermedades como el cáncer y produzcan desórdenes hormonales, metabólicos, inmunológicos, nerviosos y reproductivos.
Las cinco primeras son: la compañía estadounidense Monsanto -dueña del 80% de la biotecnología del mundo-,[3] DuPont, igualmente ubicada en Estados Unidos, Syngenta, con casa matriz en Suiza, la compañía francesa Groupe Limagrain, y la también estadounidense Land O`Lakes.
[5] Son plantas modificadas genéticamente, con resistencia a infecciones virales y bacterianas.
Esta resistencia se logra cuando la información genética derivada del virus vegetal se inserta en el genoma de una planta, haciéndola en alguna medida resistente al virus donante.
[7] De todas formas, hay comunidades que reaccionan al respecto.
De ser aprobado como Ley, implicaría que las personas que saquen producto con semillas certificadas, se verían expuestas a una detención de 30 días y multas hasta por 1.000 dólares.
En el segundo semestre de 2013, se gestó y se desarrolló el Paro Nacional Agrario en Colombia, el cual se dio, entre otras causas, debido al hecho de que los campesinos, gracias a lo pactado en el Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos, no podrían utilizar semillas nativas y ancestrales, sino que deberían someterse al uso de las semillas certificadas, producidas por compañías multinacionales como Monsanto.
Este acto se reguló mediante la Resolución 970, que diera el nombre a un documental que generó bastante controversia, y la cual, pretendía dictar los requisitos para la producción, acondicionamiento, importación, exportación, almacenamiento, comercialización de las semillas en Colombia, regulaciones que básicamente obligaban al uso del tipo de semilla contemplada en el artículo 15 de la misma, del cual se desprende que las semillas legales o autorizadas para sembrar, son las certificadas.