Severo de Rustan

Conocemos algunos elementos de su vida gracias a Gregorio de Tours que elogió dos grandes virtudes del santo: el amor a la pobreza y la caridad.

Se dice que colocó su tumba en una de estas iglesias.

[1]​ Su tumba, un sarcófago de mármol negro, atrajo a muchos peregrinos y un monasterio fue fundado en fecha incierta, alrededor del año 800 por monjes benedictinos.

Solía atar lirios juntos cuando comenzaban a florecer y colgarlos en la pared.

Entre los milagros que se le atribuyen, el más famoso es el de estos lirios secos frente a su tumba que vuelven a la vida en cada fecha aniversario de su muerte.