al punto en que las edificaciones eran usadas simultáneamente como santuarios sintoístas y templos budistas.
[1] También, los monjes de la secta Nichiren no podían referir a sus deidades como kami.
[1] La política de shinbutsu bunri en la era Meiji significó como el primer paso para convertir el sintoísmo en la religión oficial del estado; sin embargo, la idea fracasó debido a la abierta oposición y fue desechado.
[5] Sin embargo, el gobierno tuvo éxito en crear la falsa impresión de que el sintoísmo y el budismo en Japón eran completamente diferentes e independientes.
[6] Los sentimientos antibudistas comenzaron a surgir durante el shogunato Tokugawa, y numerosos grupos tenían razones para oponerse al budismo.
El movimiento antibudista fue liderado por eruditos confucionistas, neoconfucionistas, sintoístas y del Kokugaku como Toju Nakae, Kumazawa Banzan, Yamaga Sokō, Itō Jinsai, Ogyū Sorai, Norinaga Motoori y Hirata Atsutane.
[6] Las familias tenían por ley realizar varias obligaciones a través de las instituciones budistas, sobre todo hacer donaciones monetarias al templo afiliado.
El pensamiento neoconfucionista en Japón enfatizó el uso de la razón y era esencialmente humanística; por lo tanto rechazaba el budismo como superstición.
Fujiwara Seika, Hayashi Razan y Yamazaki Ansai fueron antiguos monjes Rinzai.
[7] El kokugaku fue una escuela de filología y filosofía japonesa que surgió en la era Edo.
[10] Los modernistas tenían aversión al carácter no científico del budismo y justificaban que drenaba la economía nacional.
[12] El santuario también tuvo que destruir las edificaciones relacionadas al budismo, por ejemplo su torre tahōtō (多宝塔, 'tahōtō'?
[11] Muchos templos budistas fueron simplemente clausurados, como el Zenkō-ji, en el que el ahora independiente Meigetsu-in fue su reemplazo.