En Mesopotamia, el shublugal, traducido en ocasiones como siervo del rey,[1] eran unos siervos que residían en un templo,[2][3] al igual que los gurush y los iginidug, pero estos eran más numerosos.
[4] En las épocas de paz, el soberano les entregaban terrenos para que las explotaran, y durante épocas de guerra, estaban obligados a formar parte de las campañas del rey.
[4] Eran trabajadores libres que los reyes les cedían tierras en compensación por su labor.
[5] Estaban al servicio de un capataz.
[6][7] El administrador del templo podía quitarle al shublugal, con o sin compensación, su ganado o su hogar.