De padre abrucés y madre véneta, frecuentó la Universidad de Turín, donde conoció a Matteo Bartoli, con quien colaboró en el Archivio Glottologico Italiano y que le inculcará un gran interés por la dialectología y la lingüística, que podrá desarrollar tras la guerra.
También frecuentó un grupo de amigos entre los que se encontraban Mario Soldati, Mario Bonfantini, Enrico Emanuelli, Franco Antonicelli y Giacomo Ca’ Zorzi, con quien colaboraría en la Gazzetta del Nord que dirigía.
En 1953 fundó la revista de filología románica Studi mediolatini e volgari, fundamental en estos estudios en Italia junto a la Filologia romanza dirigida por otro hispanista, Salvatore Battaglia.
Al campo de la hispanística aportó un Repertorio bibliografico della prima lírica portoghese (1939) y sus Studi su trove e trovatori della prima lírica ispano-portoghese (1959), estudió El celoso extremeño de Cervantes y tradujo sus Novelas ejemplares en colaboración con A. Martinengo; fruto de estos estudios fue su ensayo L’unità del don Chisciotte.
Su archivo y libros pasaron a la Universidad de Pisa.